la magia de los libros y personajes en el parque del retiro

La magia de los libros y sus personajes

¿Te ha pasado que lees un libro, conectas con algún personaje y algo se te queda que quieres experimentar o sentir como este lo hizo? Te cuento que a mi me pasa a menudo. Y de seguro a casi todos, porque esa es la magia de los libros.

Les comparto esto, mis queridos autores, porque deben tener fe en sus lectores. Ellos le dan vida también a tus personajes más allá de las líneas de tus textos. Esto, como editora. Como lectora: te agradezco que con tus libros me permitas vivir otras vidas, soñar y experimentar pequeñas andanzas, mañas, modos y posturas que quizá algún que otro día pueda vivirlas en el mundo real, recorrer tus pasos y los de tus personajes y volver a conectar, ya de otro modo, contigo y aquello que imaginamos tan vívidamente gracias a tu prosa.

El otro día, viendo una publicación de @VilmaNunez en redes, se me hizo simpático tener la misma foto. Deseándole una feliz navidad y pidiéndole que no dejara de nutrirnos con tanto conocimiento como siempre nos regala, recordé entonces mi paseo apenas dos meses atrás por ese mismo lugar. 

En octubre pasado, ya en Madrid de regreso de visitar a nuestro hijo, recién estrenado estudiante universitario, mi esposo y yo nos fuimos a disfrutar de un hermoso paseo por el Parque del Retiro, una locación habitual entre los citadinos madrileños, y también de muchos personajes de la literatura, como la Sira de “El tiempo entre costuras”.

Además de disfrutar del paseo por este emblemático parque de Madrid, un agradable día otoñal, de estar repleto de niños, parejas, familias enteras, turistas (era feriado nacional, Día de la “Raza” ?), tenía un objetivo claro: llegar a la estatua del Ángel Caído. Quería ir tras los pasos de Leonardo Padura y sus escenas de “Como polvo en el viento” en este icónico lugar: un punto central en el trazado del Parque. Quería ver lo que vio Irving. 

Me senté en diferentes bancos para tener sus visuales del Ángel. Lo imaginé con tantas añoranzas y esperanzas de su tierra tan lejana y distante —una Cuba tan ajena— para él. Escudriñé cada lado de la fuente para intentar visualizar exactamente desde qué ángulo pudo darse aquel encuentro extraño, escurridizo y sin un hola con su vieja y desconocida amiga Elisa/Loreta…

Y descubrí que los árboles tal vez habían crecido demasiado. Y que era pésima en orientación. ? Pero me sentí feliz de poder tener esa experiencia.

¿Te ha pasado a ti? ¿Me cuentas?

Fanny Carvajal
fanny@edicionesmil.com
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