01 Dic Los tipos de «logo»
Cuando pensamos en ese identificador único de nuestra marca, el que nos distingue gráfica y visualmente del resto (“la figurita”, me han llegado a decir), siempre —o casi siempre— le decimos “logo”. “Ya tengo mi logo”. “¿Ese es tu logo?”… Y así es común en muchas situaciones, simplemente “logo”. En realidad cuando decimos “logo” (incluso los diseñadores) lo hacemos usando una abreviación o acortamiento del término “logotipo”, queriendo referirnos a ese signo o elemento gráfico compuesto por imagen y texto, texto solo, o solo imagen que identifica nuestra marca. Hasta ahí todo bien. Pero que por comodidad le llamemos así, no quiere decir que sea exacto o adecuado el concepto. Porque existen 4 tipos de «logo».
Y aunque le llamemos logo o logotipo sin distinción, todas esas variantes o maneras de construir el identificador gráfico principal de una marca (ese signo) no son logotipos, y a cada uno le corresponde un término. ¿Que no eres diseñador? Como siempre digo: igual lo necesitas saber, para que sepas pedir al profesional.
Primero, lo primero. “Logotipo” tiene su origen etimológico en el griego (λόγος), que significa ‘palabra’. De lo que ya podemos inferir que un logotipo es ese signo construido o formado por palabras (siempre legibles) que sintetizan el nombre de la marca. Por ejemplo:
Pero si usamos solo el ícono o imagen, sin texto alguno, entonces debemos decir que tenemos un isotipo. Y es este el que suele usarse para reducciones de una marca donde no podría leerse el nombre en pequeñas escalas, o para el favicon de la página web. Y es un verdadero desafío para los diseñadores. Tiene como desventaja que si tu marca es nueva, muy probablemente aún no esté en el imaginario de tus clientes potenciales y del público en general. Tarda un poco más en que esto suceda.
La importancia de elegir un ícono representativo y memorable es clara, como ves en estos ejemplos, donde no necesitamos el nombre de la marca o empresa para saber a quién le corresponde:
¿Y si unimos el logotipo (texto) con el isotipo (ícono)? Pues tendremos un imagotipo. En este, aunque aparecen juntos, cada uno fue construido por separado guardando y cuidando el equilibrio y balance entre todos los componentes. Mantienen una armonía (y estilo) entre ellos que es lo que garantiza su óptimo funcionamiento. Veamos ejemplos de este tipo de «logo».
En el isologotipo o isologo, a diferencia del imagotipo, el texto (¡logo!, ¿recuerdas?) y el ícono están fusionados, integrados en una nueva imagen y no pueden separarse. Son indivisibles.
¿Pero, debemos elegir uno solo? ¿Cuál entonces? No, no es necesario que te decantes por uno excluyendo a otro. En mi opinión, cuando se diseña la imagen de marca, debes crear y definir (en el Manual de marca o Manual de identidad corporativa) las variantes que usarás y en qué situación o con cuáles condiciones. De hecho, muchas empresas optan por uno u otro en diferentes momentos, soportes y fines.
Solo recuerda algo muy importante (aunque sobre esto dedicaré otro post): el “logo” que utilices debe ser:
- Legible
- Responsive
- Escalable
- Memorable
- Atemporal
Pero sobre todo: ¡responder a los valores y personalidad de tu marca!
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